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Reflexión ante los actos vandálicos

Últimamente se vienen dando una serie de actos vandálicos que nos tienen consternados.

Cuando llegan al ayuntamiento fotografías denunciando esta clase de hechos, el primer pensamiento que se nos viene a la cabeza es el de incredulidad, que da paso al estupor y por último a la indignación.

Cada hecho vandálico nos hace preguntarnos por qué, quién y fin último que se busca con semejante destrozo.

Estamos hablando de pintadas, destrozo de papeleras, quema de baños públicos, rotura de bancos, arrancado de postes, y de señales de tráfico, y la última que se está dando en el entorno de nuestras queridas “Fuenticas”, primero con el recién terminado puente, que tantos esfuerzos económicos nos está costando a la ciudadanía olitense y ahora con las mesas de piedra situadas en la fuente, y que habitualmente usamos como merenderos.

Pedimos a los autores de estos actos que recapaciten sobre lo que están haciendo. Que el dinero que tenemos que gastar en estas reparaciones podríamos invertirlo en cualquier otro lugar donde es más necesario, que este dinero sale de los impuestos de toda la población, incluidos los padres de estas personas. Y que éstos vándalos podrían ser nuestros hijos o nuestros hermanos. Y esta es una reflexión que quiero hacer a los padres. Hablemos en casa de este tipo de actos, comentemos con nuestros hijos que hacer el mal por hacer, no lleva a ninguna parte, más que al malgasto de dinero público y al fastidio de los usuarios del mobiliario destrozado.

 

 

Hablando de vandalismo, también incluimos en este concepto a los diferentes botellones, partidos de fútbol a la una, las dos, las tres de la madrugada y quedadas de jóvenes que se están dando en diferentes puntos de nuestra ciudad, y especialmente en la zona que conocemos como “El Huevo”. Estar con altavoces hasta las 7 de la mañana, donde se molesta a personas que tienen su domicilio en esa zona, y que viven, descansan y duermen ahí durante todo el año, y se importuna a las instalaciones hoteleras que tienen su negocio en esa zona y que por estos hechos están viviendo una cadena de cancelaciones, malas críticas y desesperación en las personas que vienen trabajando para que estos establecimientos salgan adelante y de los que dependen tantas familias que trabajan en ellos.

Hay muchas horas en el día y en la noche, y podemos repartir esas horas de ocio de otra forma en la que todos podamos disfrutar, unos para su fiesta y otros para su descanso. Vivimos en comunidad, así que tenemos que aprender a respetarnos y a convivir en armonía. Hay horas para todo. Hagamos que esas horas sean agradables para todos.